El proyecto parte de la idea de dos bloques independientes anti simétricos, unidos en su longitud y desfasados
en planta para adaptarse a la forma de la parcela.
Las “fachadas interiores” que esta operación aporta, se tallan con patios no continuos e irregularmente distribuidos
tanto en altura como en planta. Estos espacios no tienen uso determinado pero pueden utilizarse tanto
para almacén de bicicletas, como para reuniones improvisadas. Son un espacio público intermedio a la
vivienda.
La solución del pasillo de circulación (construido como una pasarela ligera interior que no toca a la fachada
interior excepto en las entradas de las casas, dejando un apertura continua de 60 cm de ancho), trata
de dotar a las viviendas de la posibilidad de ventilación cruzada. Hacia el exterior, el edificio aprovecha
la opción que da la normativa de volar con cuerpos un máximo de 80 cm, ocupando hasta el 50% de la longitud
de fachada.
Para solucionar el desnivel existente en la dirección longitudinal de la parcela, se divide la planta baja
en dos niveles, el superior se eleva 1 metro por encima de la cota de calle, y el inferior 1,20 m. sobre
el nivel del parque. El pequeño zócalo permite tanto la privacidad de las viviendas situadas en planta
baja como reducir el desarrollo de la rampa de acceso al garaje.