El solar se desarrolla entre medianeras y patios de manzana, manifestando a la calle una fachada estrecha,
a través de la cual se generan dos accesos: un acceso directo a un local comercial y otro, al portal
de la finca.
La construcción de una única vivienda por planta, producto de las mínimas dimensiones del solar resultante
de la demolición de las construcciones existentes, se caracteriza por una configuración sencilla y racional
con ventilación cruzada e iluminación natural.
La flexibilidad con la que se concibe permite optimizar la superficie, aprovechada por el salón mediante
la apertura o cierre de un segundo dormitorio hacia la fachada.
La fachada ventilada reinterpreta la fachada tradicional, dando flexibilidad en la distribución de los huecos
verticales, haciendo alusión a los balcones de forja.
La apertura visual del espacio de la escalera, ascensor y accesos, comunica y relaciona las viviendas entre
sí con el patio de manzana.
La fachada interior del patio se aligera para mayor aprovechamiento de la iluminación y ventilación natural,
idea vinculada a la tradición de los espacios públicos y corredores ligados a las antiguas corralas,
que propone a la vez, un lugar de relación y comunicación entre la vecindad.
El edificio de viviendas sociales dialoga con la continuidad del tejido de la ciudad en el casco histórico
de Madrid. Su apariencia establece un equilibrio entre lo que existe, con una normativa muy restrictiva,
y la voluntad de abrir al máximo las viviendas a la calle.
El proyecto se establece dentro de una trama rígida y densa de manzana donde los patios constituyen el
único lugar de respiración.