El edifico se desarrolla en dos bloques de muy diferente carácter pero con una solución tipológica común de viviendas tipo corrala, con un gran espacio central que actúa de elemento distribuidor al interior de los pisos y favorece la ventilación cruzada.
La fachada se formaliza en dos cuerpos: el zócalo, de piedra de musgo, y un cuerpo de ladrillo, con huecos muy verticales y algunos con balcones, rematado por una cornisa metálica que sobresale bastante del plano de fachada.
En el interior, la corrala como solución tipológica tradicional de Madrid pero más adecuada a las condiciones de privacidad interior que exige una vivienda actual: para conseguir mayor privacidad, se duplica el núcleo de comunicaciones, se colocan las pasarelas de pavés 60 cm por debajo de los forjados de las viviendas, y huecos horizontales, con antepecho de 1.20 m, evitando la visión directa del exterior.
El espacio interior de la corrala se cubre con una gran cubierta metálica que filtra la luz.
De gran nivel estético e integrador en su entorno mediante la acertada resolución de los elementos de relación, como son alineaciones y fachadas, el proyecto representa en sus dos caras distinto carácter: a calle Embajadores, la tradición madrileña con fábrica de ladrillo y proporción clásica de huecos balcón; a la plaza, cerrando y enlazando en altura las líneas de cornisa de los edificios colindantes, hace hincapié en el dibujo de los huecos con una composición más abstracta.
La tipología elegida es la de corrala, predominante en el barrio, consiguiendo que el conjunto de viviendas sea homogéneo a través del espacio central que permite recorrer el edificio mediante las diferentes plataformas horizontales.
El proyecto forma parte de los ganadores del concurso PROMOCIONES 87.