El edificio consta de tres plantas con fachada a la calle, un único patio central que está delimitado por
los corredores que dan acceso a las viviendas.
Las superficies de las viviendas antes de la rehabilitación tenían entre 10 m2 las interiores y 30 m2 las
exteriores. No existía baño propio ni agua corriente en la vivienda, sólo unos servicios comunes por
planta, construidos después, en los corredores, con una pila de fregadero y dos inodoros de placa turca.
Al eliminar algunas viviendas, se ampliaron las que quedaron a 40 m2, para un programa familiar de 1 ó 2
personas.
El edificio objeto de intervención se ubicaba sobre terreno echadizo, lo que obligó a reforzar la cimentación
por medio de micropilotes. Se realizaron las oportunas labores de recalce, y en la reparación de la fachada
principal se mantuvo el trazado original de huecos y balcones, a la vez que se repuso la fábrica colapsada
y el revestimiento de revoco se realizó con técnicas tradicionales.
Dada la situación prácticamente de ruina en la que se encontraba, se hizo una renovación integral: cubierta,
forjados, muros y escalera; se instaló un ascensor y se hizo una segunda escalera.