El edificio integra, por un lado, el cantón de limpieza municipal, y por el otro, el alojamiento para jóvenes.
Da respuesta a la necesidad de solucionar los problemas de coexistencia del equipamiento urbano con las
viviendas adyacentes y la de alojar a un grupo poblacional determinado.
El diseño del edificio en altura tiene una planta de distribución en peine que ayuda a ordenar el patio de
manzana, regularizando el mismo y creando unos patios abiertos que permiten un óptimo soleamiento y una
adecuada ventilación de las viviendas.
El cuerpo principal saliente con frente a Martín de Vargas tiene una altura de cuatro plantas y otra de siete,
más baja, adaptándose a la de los edificios colindantes.
El acceso a las viviendas se dispone en la zona alta de la parcela, próxima a la Glorieta de Embajadores,
mediante un gran hueco, desde el que se visualiza el vestíbulo que abre al patio. Las circulaciones horizontales
se resuelven a través de galerías abiertas a los patios y se ordenan mediante un ritmo de luces y sombras.
La circulación vertical, a través de dos núcleos de escaleras, uno de ellos con los ascensores.
El edificio cuenta con cubiertas vegetales en los bloques interiores y paneles solares en el cuerpo principal,
además de calefacción centralizada de caldera de gas.
El cantón municipal cuenta con acceso independiente, tanto del garaje de residentes como del de las viviendas.
Se encuentra en la zona sur de la parcela y se desarrolla en la planta sótano.
La intervención, en zona urbana consolidada, es ejemplo de una solución efectiva de coexistencia de diferentes
usos, uno de equipamiento de uso municipal como cantón de limpieza y otro residencial para alojamiento
joven.