El proyecto es el resultado de un concurso convocado por la Empresa Municipal de la Vivienda en 1988.

El solar completa una manzana alargada a la M-30 en su orientación Este y a un parque público relativamente modesto al Norte. Su posición señala en la trama urbana la terminación de una ordenanza residencial en altura y el inicio de un área en remodelación con usos mixtos, industriales y residenciales.

La organización de sus accesos y aparcamientos permitía eliminar un viario inicialmente previsto, finalmente sí realizado, ampliando así el parque en una franja verde que se modela para proteger de ruidos y crear una pantalla arbolada hacia la M-30.

Las amplias galerías acristaladas que miran a esta pantalla actúan como un diafragma acústico, polarizando allí los usos diurnos y resguardando los nocturnos en el frente opuesto.

El edificio ofrece una piel neutra y repetitiva, evocadora del carácter mixto, industrial y residencial del barrio que se sitúa.

El programa se fragmenta en dos cuerpos, atendiendo a las diferentes escalas del solar: el de la M-30, un bloque continuo lineal y el del parque, con una pieza en abanico que se abre hacia un patio interior.

En el bloque lineal, las viviendas responden a un esquema modular lineal, repetitivo, en pequeñas unidades de dos viviendas por planta, con variantes en planta baja donde los salones se amplían al exterior, hacia los patios privados, y en los áticos, en los cuales la fachada a la M-30 se retranquea. El edificio incluye un pequeño bloque de cierre con fachada curva donde se incluyen locales.

Como respuesta a las difíciles condiciones térmicas y acústicas los cerramientos, incluida la cubierta, se construyen con cámara ventilada y hoja exterior ligera resuelta con chapa grecada industrial.