Recortes frente al cielo, un volumen quebrado condicionado desde su planeamiento urbano que intenta obtener de esta desventaja una virtud. Para ello, cuatro potentes rasgaduras que dislocan el volumen y sirvan como trazado regulador. Dichas rasgaduras albergarán escaleras y ascensores, dotando a las zonas comunes de cada planta de luz natural. Por lo tanto, las zonas de encuentro y de espera, como vestíbulos de ascensores, y las propias escaleras, se bañan de luz, generando un ambiente acogedor, antesala del propio de las viviendas particulares. Un pasillo une sendos núcleos de comunicación vertical, y da acceso a las viviendas. Las paredes de la zona central se pliegan ligeramente. Con ello se consigue "acortar" visualmente el pasillo, evitando el efecto túnel. Además, se crean unos ensanchamientos en el trazado, que dan acceso a las viviendas, dejando un desahogo necesario a la entrada de las mismas, y evitando de nuevo un efecto indeseable: el del pasillo de hotel. Se busca intencionadamente un perfil plegado del edificio, suavizando y aligerando el volumen de ocho plantas del mismo.

Partiendo de una vivienda convencional se ha optado por significar un mirador-terraza como el elemento generador de las relaciones funcionales y visuales entre las distintas piezas y el exterior.