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El poblado chabolista de El Ventorro pasa a la historia

Finaliza la ambiciosa operación pues en marcha en 2008 entre el Ayuntamiento y la Comunidad para desmantelar cuatro grandes poblados.

28/01/2015

  • Desde 2008 el Ayuntamiento de Madrid ha trabajado y eliminado los poblados de El Cañaveral, Santa Catalina, Mimbreras II y El Ventorro.
  • Tras la demolición de las infraviviendas, se ha realojado a las familias con derecho a ello, y se han llevado a cabo programas de reinserción social, que van más allá del mero acceso a la vivienda.
  • Sumando las familias procedentes de El Ventorro, el Ayuntamiento de Madrid ha realojado a 445 familias en el marco del Convenio con la administración regional.
  • El Ayuntamiento de Madrid ha invertido 128 millones de euros en la erradicación de poblados chabolistas, unos 40 euros por madrileño.

El poblado chabolista de El Ventorro, en el distrito de Villaverde, es el último gran núcleo de infraviviendas de la ciudad de Madrid eliminado, en virtud del Convenio firmado en 2008 entre el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad. Gracias a este compromiso, 445 familias han dejado atrás las chabolas y la exclusión social para trasladarse a una vivienda digna. Lo han comprobado esta mañana, el consejero delegado de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), Fermín Oslé y los consejeros de la Comunidad de Madrid de Presidencia y Vivienda, Salvador Victoria y Pablo Cavero, respectivamente, que han visitado el poblado para ser testigos de cómo las últimas familias dejan sus chabolas para integrarse socialmente.

Con este paso, el Ayuntamiento de Madrid ha eliminado prácticamente el chabolismo estructural que existía en la ciudad, a excepción de la Cañada Real y El Gallinero, que cuentan con un tratamiento singularizado sobre el que ya se está trabajando.

El convenio entre Ayuntamiento y Comunidad, firmado en 2008, incluía cuatro núcleos chabolistas y barrios de tipología especial –El Cañaveral, Las Mimbreras, El Ventorro y Santa Catalina– donde residían 499 familias. La inversión prevista era de 110 millones de euros, aportados al 50% por el Instituto de Realojamiento e Integración Social y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), para la demolición de las infraviviendas y el realojo de los residentes que cumplieran los requisitos fijados en el convenio.

Las administraciones regional y municipal han colaborado durante los últimos años para cumplir los objetivos fijados, y se han llevado a cabo 309 realojos, cifra a la que hay que sumar otras 136 familias más, realojadas directamente por el Ayuntamiento de Madrid, que residían en estos poblados en viviendas de estado deficiente asumidas por la EMVS.

El Ventorro

El poblado de El Ventorro, en el distrito de Villaverde, es el último núcleo chabolista de la ciudad. Desde la firma del convenio, se han modificado los criterios de realojo con el fin de adaptar la intervención a la realidad social, mejorando la respuesta de las administraciones e incrementando las familias con derecho al realojo en una vivienda digna.

Así, hoy se realojan las últimas 16 familias gracias al trabajo conjunto de las administraciones, que han financiado a partes iguales el proceso de desmantelamiento y realojo, que supondrá una inversión total de 19,5 millones de euros.

Esfuerzo presupuestario

Este importante esfuerzo para erradicar el chabolismo en toda la ciudad se ha realizado desde el año 2003. En ocasiones mediante actuaciones conjuntas con la Comunidad de Madrid, o a través de iniciativas exclusivamente municipales, como en los poblados de Pitis, La Quinta, Mimbreras I, y Puerta de Hierro, se ha avanzado en el proceso de desmantelamiento y realojo de los núcleos chabolistas y barrios de tipología especial de la capital. En total, se han desmantelado once poblados, en los que el Ayuntamiento de Madrid ha invertido 128 millones de euros, lo que supone aproximadamente unos 40 euros por madrileño.

Con el realojo de las familias no se pone fin a las situaciones de exclusión sino que es necesaria una intervención social que trabaja por su integración desde los ámbitos de la educación, el empleo, la salud, la cultura o las costumbres, que eviten que se perpetúe la marginalidad.

Al margen de los beneficios sociales para las familias afectadas, el desmantelamiento de núcleos chabolistas supone una oportunidad para avanzar en la transformación de la ciudad, restituyendo la legalidad y destinando los espacios a zona verde, infraestructuras o servicios./